Selim Balouati 30/11/2023
Cómo Israel ha deshumanizado a los palestinos
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Negocios y comercios judíos atacados durante la Noche de los Cristales Rotos en Magdeburgo, Alemania, en noviembre de 1938. / Archivo Federal Alemán
Durante el siglo XX, la demonización del “otro” o del enemigo alcanzó su punto álgido debido a los conflictos bélicos que marcaron esa época. La deshumanización de un pueblo se convirtió en un acto de violencia en sí mismo. Los contextos históricos, desde la colonización europea en África y Asia hasta las dos guerras mundiales y la Guerra Fría, contribuyeron a que este discurso fuera constante en los medios de comunicación. Esta retórica legitimó cualquier acto inhumano, ya sea basado en el origen, la raza o la religión. Un ejemplo paradigmático de cómo funcionaba esta maquinaria se encuentra en la Alemania nazi.
La Alemania nazi estableció una maquinaria propagandística cuyos efectos resonaron en el futuro. La clave de este engranaje radicaba en el uso diario y coloquial de un lenguaje vejatorio y violento dirigido contra una parte de la población alemana. Además, este discurso emanaba desde instituciones públicas, lo que resultó en la propagación de un discurso xenófobo que cuajó en todas las capas de la sociedad alemana.
Las campañas propagandísticas crearon una atmósfera propicia para la violencia dirigida hacia judíos, homosexuales, gitanos y comunistas en Alemania. Lo que comenzó como la progresiva reducción de los derechos de estos grupos derivó en su marginalización y, finalmente, en un exterminio masivo. Esta deshumanización encontró puntos de apoyo a través de diversos medios, como el cine, los periódicos, la prensa, la connivencia policial y los discursos públicos.
El cine ha sido una herramienta que ha contribuido a solidificar estereotipos negativos en la sociedad, creando narrativas que refuerzan prejuicios y clichés sobre las poblaciones marginadas en Alemania y, más recientemente, en Israel. Un ejemplo emblemático de esta dinámica fue la película El judío Süß de 1940, que proyectaba estereotipos perjudiciales y era utilizada como herramienta de propaganda ante audiencias específicas, como los componentes de las SS y fuerzas policíacas.
En el contexto israelí, las películas han desempeñado un papel en la deshumanización de los palestinos. A diferencia de las representaciones ficticias burdas, algunas películas basadas en hechos reales, como Mivtsa Yonatan de 1977, Delta Force de 1986 o Munich de 2005, retratan a los palestinos como meros terroristas, presentándolos como amenazas sin ninguna motivación más allá de infundir terror. Incluso producciones más recientes centradas en el conflicto palestino-israelí, como Un Vals con Bashir de 2008 o Motivación cero de 2005, comparten la tendencia a limitarse a la perspectiva israelí, sin explorar el origen del conflicto ni abordar la complejidad de la situación. Este enfoque cinematográfico contribuye a perpetuar una realidad moldeada por Israel en la que los palestinos son presentados como el mal encarnado.
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Selim Balouati es historiador.
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