12/12/23 CANDELA BARRO
Varias organizaciones, lideradas por APRAMP, buscan establecer canales de cooperación trasnacional contra la trata en Colombia, Venezuela y España con especial atención en las fronteras de los países latinoamericanos.
A Catalina (nombre anónimo) la engañaron con un trabajo de mesera. "Cuando llegué allí no había que poner mesas, era a ti a quien te ponían en una como una mercancía". Tenía 17 años cuando migró desde Venezuela y cayó en las redes de trata en Colombia. Su caso es el de muchas otras mujeres que migran entre países latinoamericanos —sobre todo en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Chile—, pero también hacia España.
Su testimonio lo recoge la mayor investigación latinoamericana sobre las mafias de explotación sexual, que ahonda en una de las más importantes: Tren de Aragua. Un trabajo que se presenta en el marco de las jornadas Colaboración transnacional en la lucha contra la trata organizadas por APRAMP. La asociación busca conectar instituciones y entidades de España, Venezuela y Colombia para abordar la problemática de la trata de personas.
Catalina tiene un hijo a su cargo y sin dinero no tenía posibilidad de alimentarlo. La engañaron con la promesa de un trabajo. Relata cómo llegó a un punto en el que dejó de consumir agua y se sumergió en el alcohol: "Para enfrentar encuentros con 10 o 15 hombres en una sola noche". Después de cierto número, la memoria se desvanecía.
La periodista principal de este trabajo periodístico, Natalia Herrera, cuenta que la trata con fines de explotación sexual en estos países está "naturalizada". Las mujeres que migran caen en las redes de la mafia por su "situación económica vulnerable". Muchas de ellas tienen a su cargo a otros familiares y se suma la responsabilidad de cuidarlos.
La mafia opera vendiendo a las mujeres como otra de sus múltiples mercancías. "Ponen en los letreros de los establecimientos o bares de la frontera 'gran inauguración' cuando una chica joven se inicia por primera vez en la prostitución. Es un mensaje claro para los hombres que van a esos bares, quien más pague es el que inicia a la mujer que nunca antes se había prostituido", relata la periodista durante las jornadas.
Herrera ha podido comprobar cómo las mujeres y las niñas pasan por un calvario físico y mental. Esto se refleja en problemas de salud graves: "Desde tumores en los ovarios, pasando por ITS o eccemas hasta depresión, estrés postraumático o trastornos graves del sueño", explica.
La frontera de Cúcuta, especialmente en Villa del Rosario, es el "lugar donde más se capta a mujeres", pero hay otras zonas. Desde Venezuela existen hasta ocho rutas de captación que llegan a Villa del Rosario. En Colombia hay por lo menos dos rutas localizadas. "Las autoridades no hacen nada, no ven el delito. Consideran que ejercen libremente y no actúan. Está naturalizado que las mujeres y niñas pobres se prostituyan", zanja Herrera.
La ONU considera la trata de personas como una forma de esclavitud preponderante en el siglo XXI. En España, el último balance estadístico del Ministerio de Interior de 2018-2022 registró 229 casos de trata entre los que 129 eran de trata sexual, 89, laboral, nueve, criminalidad forzada y dos, matrimonio forzado. Es decir, la explotación sexual es la forma de trata más frecuente pero hay cientos de personas forzadas para otros fines. Así lo refleja también el último informe mundial sobre trata de personas en 2022 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
"Hemos tenido unas 120 mujeres y niñas en uniones tempranas en donde la pareja es el proxeneta", explica Alejandra Vera, directora de la Corporación Mujer Denuncia y Muévete, que tiene sede en el barrio de La parada en Villa del Rosario. Vera explica que las víctimas de trata que atienden también son explotadas laboralmente en sectores feminizados, matrimonio forzado infantil e, incluso, en el mercado de los vientres de alquiler (...)
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