domingo, 3 de diciembre de 2023

CTXT . La broma del cordero. Por Xandru Fernández

Xandru Fernández 30/09/2023

 El campo asturiano se está convirtiendo en el latifundio de una minoría de ganaderos y el gobierno de la comunidad les da todas las facilidades porque así no tiene que preocuparse por hacer habitable un territorio envejecido y sin industria

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Si parece una broma, es que es una broma. Hace unos días, unos ganaderos se concentraron ante el palacio del gobierno del Principado de Asturias para hacerle un regalo al presidente: un cordero cuya madre, según dijeron, había sido devorada por los lobos. El objetivo de la performance se supone que era protestar por la desprotección de los ganaderos asturianos frente a la plaga del lobo, ese supervillano de nuestro folklore. No dejaron claro si pretendían que el presidente se comiera el presente, pero todo parece indicar que el corderín acabará más pronto que tarde en la barriga de alguien (es probable que a estas alturas ya no esté entre nosotros). Es, por regla general, lo que se hace con los corderos en mi tierra, salvo que me haya saltado algún capítulo y ahora los ganaderos los críen por el placer de verlos triscar y brincar por las peñas. Al lobo no quieren verlo en ninguna peña, como no sea en una peña de cazadores, los cuales son también muy aficionados a regalar cosas a los políticos: dos cabezas de lobo, previamente separadas de sus respectivos troncos, dejaron hace unos meses a la puerta del ayuntamiento de Ponga.

(...) Puede parecer una broma, insisto, por lo paradójico de que nos inviten a empatizar con ovejas y corderos aun a sabiendas de que serán abiertos en canal y eviscerados por la misma industria que recurre a ese truco lacrimógeno. Y tiene que serlo, sin duda, pero no, no lo es, no puede serlo: demasiada sangre, demasiada sevicia detrás de toda esa representación, la de los ganaderos y la del propio gobierno asturiano, cuyo consejero de Medio Rural aplaudía hace unas semanas que la Comisión Europea se plantee rebajar la protección del lobo. El campo asturiano se está convirtiendo en el latifundio de una minoría de ganaderos a los que les sobra todo lo que no sean pastos, y el gobierno asturiano les da todas las facilidades porque así no tiene que preocuparse por hacer habitable la mayor parte del territorio de una comunidad dramáticamente envejecida y sin más industria que el consumo inmoderado de grasas animales en forma de cachopu. A nadie le debería sorprender que la ofrenda del cordero la encabezara el concejal de Agroganadería de Llanes, uno de los concejos de Asturias más dañados por el turismo invasivo (...)


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