martes, 6 de julio de 2021

Cuarteles de invierno, de Antonio Maestre

 ELDIARIO.ES

Antonio Maestre    29/5/21

Cuarteles de invierno

Analizar la realidad con premisas falsas es el camino más corto al desastre si de lo que se trata es de mejorar de manera concreta la vida de los más desfavorecidos. Un mal que a veces se produce por el simple interés de sus hacedores de asegurarse una posición de relevancia en un espacio político para poder vivir mejor. La paradoja es que a veces apelando a lo común y lo colectivo, y la mejora material de la clase trabajadora hay quien simplemente se está asegurando una posición de preeminencia que le aporte una salida individual. Convertirse en reaccionario en estos tiempos es una oportunidad de mercado cuando la hegemonía cultural y mediática avanza en dirección contraria a las ideas de progreso. 

Los discursos conservadores, en la izquierda y la derecha, son una inversión de futuro. Una de las ideas falsas que muchos elementos de la izquierda enarbolan para conseguir el capital simbólico de la atención es que la extrema derecha gana posiciones porque la izquierda abandona lo material y los ultras son capaces de llenar ese vacío. La izquierda está preocupada del lenguaje inclusivo y la pansexualidad y no atiende a las verdaderas necesidades de la clase trabajadora. Los hechos demuestran que la única ideología en España preocupada en mejorar las condiciones materiales de la clase trabajadora de forma concreta y efectiva es esa izquierda institucional a la que se critica por atender también las necesidades de colectivos vulnerables e históricamente perseguidos. Se puede valorar cuán profundas son esas reformas materiales y lo ambiciosos que son en las propuestas y medidas, pero no falsear la realidad. La extrema derecha no se preocupa de las condiciones materiales de la clase trabajadora. Es una falacia demostrable. 

Las últimas medidas la extrema derecha ha conseguido poner en el debate público son la inclusión del himno nacional en los colegios de Murcia, tumbar una ley para acoger a 13 niños de Ceuta y lograr ubicar en Madrid una estatua de un legionario de la guerra colonial contra Marruecos. A la extrema derecha no le importa lo material porque ya lo tienen asegurado. Su materia, la de las clases más favorecidas, ya está plenamente asegurada y cuando se pone en cuestión, aunque sea de manera discursiva, tiene los resortes necesarios para laminar cualquier disidencia del consenso general que emanó de la caída del muro y que en España tuvo sus estructuras fijadas por el capitalismo español tras 1939 (...)


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