Esther Cabezas / Marcelo Sastre Eivissa — 1 de septiembre de 2023
La isla ha sido, desde los años 60 del pasado siglo, refugio de hippies que viajaban por todo el mundo y que tenían en Eivissa, como en la India, en Goa o Puna, uno de sus puntos de encuentro. Pioneros de este movimiento que esperaban encontrar en otras culturas la espiritualidad que no había en sus lugares de origen, en su mayoría norte de Europa y Estados Unidos, en busca de una vida más apegada a la naturaleza, apartada de la anodina cultura occidental.
Todo este discurso se empezó a mezclar con teorías conspirativas antisistema y el proceso se fue agudizando con la pandemia. “Primero fueron las teorías conspirativas y antisistema como los chemtrails, con el argumento de que los estados estaban creando el cambio climático para acabar con nosotros”, cuenta Pineda. Pero con la pandemia y la introducción de las vacunas, todo este discurso se extendió como la espuma: “Personas que antes estaban en el espectro de las izquierdas, incluso del anarquismo, han interiorizado, sin más, todas estas teorías que han entrado en estos círculos de la mano de la espiritualidad. Yo no he estado muy de acuerdo con las vacunas por el negocio que suponía y del que no me fiaba, pero de aquí a creer que los Estados quieren cargarse a la humanidad y que nos iban a meter los chips con las vacunas ya es mucho imaginar, sobre todo, sabiendo que el chip ya lo llevamos voluntariamente en nuestra mano, nuestro móvil” (...)
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