Por José Saturnino Martínez García
Demoscopia |
El 4,2% de las mujeres en trabajos feminizados apoya a la ultraderecha en las urnas, mientras que el respaldo de los varones en ocupaciones masculinizadas alcanza el 20,3% A diferencia de otros medios, en CTXT mantenemos todos nuestros artículos en abierto. Nuestra apuesta es recuperar el espíritu de la prensa independiente: ser un servicio público. Si puedes permitirte pagar 4 euros al mes, apoya a CTXT. ¡Suscríbete! Lona del odio desplegada en la calle Alcalá de Madrid por el partido ultraderechista. / Vox Mucho se habla de la relación entre ocupación y voto a Vox, o género y voto a Vox, pero no tanto de la relación simultánea entre estos tres factores. Los varones ocupados muestran más propensión a votar a Vox (voto + simpatía: 16,4%) que las mujeres (6,5%). En el gráfico 1 apreciamos que hay importantes diferencias en dicha propensión según ocupación, siendo más de un tercio de los miembros de los cuerpos de fuerzas de orden público y seguridad del Estado (35,6%), a poco más de uno de cada veinte entre profesionales, científicos e intelectuales (7,7%) . Gráfico 1. Propensión a votar a Vox (voto + simpatía), según grupo ocupacional ( Verlo en el enlace) Pero bien podría ser que, debido al escaso peso de las mujeres en la policía y el ejército así como en la clase obrera tradicional, el efecto no sería tanto de la clase como del género. Es decir, que haya un efecto de composición, por lo que la clase obrera vota más a Vox por estar masculinizada, no por ser clase obrera en sí. En el gráfico 2 apreciamos que a medida que una ocupación está más feminizada (% de mujeres), menor es la tendencia a votar a Vox (con una correlación de 0,7). Gráfico 2. Relación entre intención de votar a Vox y feminización de la ocupación ( Verlo en el enlace) (...) El ejército tiene encomendada la unidad de la patria, y la policía la defensa del orden público, dos temas en los que insiste mucho Vox. Habría que ver si los cuerpos policiales autonómicos votan menos a Vox, pues quizá haya más personas cuyo fuerte nacionalismo sea de tipo independentista, no centralista. O también sería interesante saber si las ocupaciones relacionadas con estas cuestiones, como la seguridad privada, votan más a Vox, dado su ethos. En el caso de la clase obrera, como se ha señalado, el proteccionismo económico puede jugar a favor de sus intereses. Mientras que podrían ser conservadores en cuestión de familia o sexualidad, debido a que compensaban su posición subordinada en el mercado de trabajo con la situación de autoridad en la familia. Sin embargo, la tendencia a votar a Vox no es tan clara en las ocupaciones agrarias y de sector primario en general (14,4%), aun así, por encima de la media de la población. Menos se habla del sesgo de directivos y gerentes hacia Vox (16,4%); podría ser debido a que por la naturaleza de su trabajo, que consiste en mandar y supervisar, por lo que podrían ser más proclives a tendencias políticas autoritarias, pues es su forma de estar en el mundo del trabajo (y dan por descontado que políticamente ellos serán la autoridad, no los subordinados). En todos estos casos las ocupaciones encarnan mandatos del género masculino: el uso de la violencia, la fuerza física o mandar. Caso particular es el de las ocupaciones de ventas y servicios, sin un mandato de género tan claro, en equilibrio entre hombres y mujeres, más inclinadas a Vox (15,4%) que el promedio de la población. Las ocupaciones relacionadas con profesiones de titulación universitaria (ciencia, intelectuales) o de apoyo administrativo (ocupaciones de cualificación media/baja de administración, manejo de información, gestión intermedia…) son las más feminizadas y con menor tendencia a votar a Vox, en el 7,7 y 7,8%, respectivamente (empate). Este alejamiento de la ultraderecha de ciertas ocupaciones universitarias ya había sido señalado en los años setenta por Alvin Gouldner o por Pierre Bourdieu. Dado que su posición social depende del conocimiento y la cultura, tienden a ser más críticos con aquellos cuya posición depende del dinero o la autoridad. Bourdieu considera que tanto directivos y capitalistas, por un lado, como intelectuales y científicos por otro, forman parte de la clase dominante, pero los primeros son la fracción dominante y los segundos la fracción dominada. En última instancia, esto podría estar explicando que el alejamiento de la ciencia esté siendo mayor en los partidos de derechas (negacionistas de las vacunas o el cambio climático) que de izquierdas. Posteriormente, Luc Boltanski y Ève Chiapello señalaron que mayo del 68 produjo una escisión entre la izquierda económica, más obrera y tradicional, frente a la nueva izquierda, más humanista y cultural. La izquierda humanista y cultural ganó la hegemonía frente a la izquierda sindicalista y de transformación económica (...) |
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