Sebastiaan Faber 29/08/2023
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Brendan Gillis testifica ante el Consejo de Educación del Estado de Virginia, febrero de 2023. / American Historical Association
La guerra cultural de la derecha norteamericana contra las escuelas, las universidades y los profesores de Historia –disfrazada como una cruzada contra los “conceptos divisivos” (como el racismo) y la “teoría crítica de la raza”– no da señales de amainar. Según un proyecto de seguimiento de la Facultad de Derecho de la UCLA, desde septiembre de 2020, “un total de 229 entidades gubernamentales locales, estatales y federales de todo Estados Unidos han presentado 750 proyectos de ley, resoluciones, órdenes ejecutivas, cartas de opinión, declaraciones y otras medidas contra la Teoría Crítica de la Raza”. Mientras tanto, crece la sensación de inseguridad entre las y los profesores.
Brendan Gillis, historiador colonial de los Estados Unidos y del Imperio Británico, supervisa las iniciativas de enseñanza y aprendizaje de la Asociación Histórica Americana (AHA), que fue fundada en 1884 y, con sus más de 11.000 miembros, es la mayor organización gremial de historiadores profesionales del mundo. Desde su puesto en la AHA, Gillis tiene el ojo puesto en los retos a los que se enfrentan los profesores de historia de todo Estados Unidos. Colabora en la iniciativa “Libertad para aprender” de la AHA, a través de la cual la organización responde a las nuevas leyes y crea recursos para los profesores afectados. Este verano, Gillis ha dirigido el primer taller de desarrollo profesional de la AHA para 40 educadores de secundaria. Hablé con él a finales de julio.
¿Por qué han decidido ofrecer un taller para profesores de secundaria ahora?
Teniendo en cuenta lo tensas que se han vuelto las cosas en el ámbito de la educación y viendo que estas cuestiones han atraído el interés de algunos actores alevosos, pensamos que es importante dar más apoyo a profesores de secundaria y primaria.
¿Actores alevosos?
Es una palabra demasiado fuerte. Digamos que algunos grupos que trabajan para remodelar la política educativa se mueven por agendas que van más allá de lo meramente profesional. Desde luego, la Historia siempre ha sido controvertida, y la forma en que la enseñamos siempre ha tenido una dimensión política. Pero desde 2020, después de la Comisión de 1776 de Trump y la conciencia emergente de que la “teoría crítica de la raza” como concepto de moda podría movilizar energías en un lado del espectro político, la Historia y la Educación Cívica se han convertido en un campo de batalla a nivel nacional. Esto significa que, de repente, hay mucho dinero canalizándose hacia la enseñanza de la Historia. Por supuesto, hay un montón de buenas organizaciones que se centran en equipar a los profesores con las habilidades, el conocimiento y el apoyo que necesitan para hacer su trabajo. Pero también hay otros grupos que dicen ofrecer desarrollo profesional, cuando en realidad pretenden intervenir en las guerras culturales. Existe la sensación en la derecha, y entre algunas figuras intelectualmente conservadoras del ambiente educativo, de que éste es un momento de crisis: que el dominio de lo woke de las escuelas de educación ha ido demasiado lejos y que necesitamos algún tipo de intervención drástica para reconstruir la educación desde cero.
¿Logran tener algún impacto?
En algunos lugares, sí. El ejemplo emblemático quizá sea Dakota del Sur, un estado que acaba de revisar de arriba abajo sus pautas para las asignaturas de Estudios Sociales. Normalmente, estas son normas elaboradas por profesionales: comités de profesores, historiadores y líderes comunitarios. Ahora bien, el año pasado el Consejo Estatal de Educación optó por desechar un borrador revisado que se había desarrollado y examinado durante muchos meses. Contrataron a un consultor, un profesor jubilado de Hillsdale College [una institución notoriamente conservadora], para que reescribiera las normas estatales de Estudios Sociales desde cero. Fue una revisión estructural con enormes implicaciones para los distritos escolares locales, que ahora tendrán que reasignar o reformar a los profesores.
¿Qué cambios ha habido? (...) ...
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