La dependencia de los combustibles fósiles, el gas y el petróleo le está saliendo muy cara a la economía española, a la que el año pasado le provocó un déficit comercial de mil millones semanales. En la primera mitad de este se mantiene en torno a los 650, unos niveles que no se habían dado antes.

El déficit o superávit comercial es la diferencia entre el valor de las mercancías exportadas y las importadas en un periodo de tiempo que suele ser un año, con un saldo que se considera favorable si se vende/exporta al exterior más que se le compra/importa.

La dependencia de los combustibles fósiles, el gas y el petróleo le está saliendo muy cara a la economía española, a la que el año pasado le provocó un déficit comercial de mil millones semanales. En la primera mitad de este se mantiene en torno a los 650, unos niveles que no se habían dado antes.

El déficit o superávit comercial es la diferencia entre el valor de las mercancías exportadas y las importadas en un periodo de tiempo que suele ser un año, con un saldo que se considera favorable si se vende/exporta al exterior más que se le compra/importa.

En el caso de España, el desmesurado aumento de precios que el año pasado experimentaron tanto el petróleo y sus derivados -como el gas y los suyos, con cotizaciones por encima de los 125 dólares el barril en el primer caso con la ola especulativa surgida al socaire de la guerra de Ucrania-, disparó por encima de los 29.000 millones de euros la factura comercial de esta fuente de energía, con importaciones por 58.161 y exportaciones, principalmente tras su refino, por 29.048.

No obstante, no todo se debe a los precios, ya que el elevado volumen de ese tipo de combustibles que se consume en España (más de 65.000 toneladas anuales), de intensos efectos ambientales al provocar la emisión de gases de efecto invernadero, se sitúa como la otra parte fundamental de la ecuación que da lugar a la factura económica.

Esos 29.113 millones de euros de descuadre, a los que entre enero y junio de este año se añadieron otros 10.289 tras una acusada caída de las cotizaciones, marcaron un hito en la historia comercial de España, según indican los informes de Comercio Exterior del Ministerio de Industria.

Los registros del gas fueron algo menos abultados, aunque también marcaron un récord en vísperas de que, salvo sorpresa, este año se produzca la segunda marca negativa desde que hay datos, con un déficit de 24.190 millones en 2022 y otro de 6.830 de enero a junio de 2023.

La suma de esos dos descuadres, apenas paliada por la salida del saldo deficitario de la electricidad con su histórico aumento de las exportaciones del año pasado, dispara el saldo comercial energético de España a -52.616 millones de euros el año pasado y a -16.704 en la primera mitad de este.

(...) "Históricamente, el déficit de España con el petróleo se ha movido en el entorno de los 20.000 millones de euros, y ahora se ha sumado el gas que apenas generaba déficit", señala Antoni Turiel, investigador del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) especializado en asuntos energéticos y crítico con el modelo de transición energética que se está planteando en España.

"Pensar en una transición a un modelo energético sin fuentes fósiles no tiene pies ni cabeza, no es posible técnicamente", anota el investigador, para quien "la electrificación es una parte de la solución, pero hay que hacer más cosas y es necesario aprovechar de otra manera las fuentes renovables. Va a haber sustitución, pero no va a ser total. Se trata de consumir menos y de producir de una manera más eficiente" (...)


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