lunes, 26 de febrero de 2024

El día que la narcolancha partió Barbate en dos: cartografía del tráfico de drogas en un pueblo pesquero, de Juan José Téllez Andalucía

 Juan José Téllez  14 de febrero de 2024 


Esta última localidad y la de Sanlúcar de Barrameda concentra, hoy por hoy, a buena parte de los capos del narcotráfico a esta orilla del Estrecho de Gibraltar. Algeciras es otro de los puntos calientes en el mapa de los grandes distribuidores de droga de la zona: allí, El Messi del Hachís se exhibía desde el pub que tuvo en Getares y los Castaña –uno de ellos acaba de ser empurado en una macrocausa con la acusación inteligente llevada a cabo por la fiscal Ana Villagómez–, que contaban con todo un ejército de adeptos.

En abril del año pasado, en Los Barrios, moría a tiros El Tayena, un narco ceutí que empezó a operar en el Campo de Gibraltar, después de sus enfrentamientos a mano armada con Piolín, su rival en el control del mercado negro de la Ciudad Autónoma. Su asesino era El Pastilla, el joven ceutí que se fugó en vísperas de Nochebuena de Alcalá-Meco y al que había empleado como sicario, no siempre con suerte: en octubre de 2022, asesinó por error a un joven en la barriada algecireña de El Saladillo, al que había confundido con el blanco que le habían contratado. 

Molina había advertido a las autoridades gubernativas, desde el jueves de la pasada semana, que había varias planeadoras en la dársena barbateña. Esas embarcaciones se encuentran prohibidas desde 2018 y al alcalde le preocupaba su presencia, por mucho que simplemente trataran de guarecerse allí. 

“No eran de Barbate”


Los tripulantes de la narcolancha, ingresados en prisión provisional desde el lunes, no eran de Barbate, pero quienes los jaleaban, sí. El ministerio Fiscal ha impulsado una investigación para identificarles. Las primeras sospechas apuntaban a que fueran “puntos”, esto es, avisadores de la presencia de los picoletos en los alrededores.

Sin embargo, tampoco tendría mucho sentido que les hubieran contratado para dicha misión cuando las narcolanchas sólo buscaban guarecerse allí de la mala mar. Quizá se tratara, simplemente, de jóvenes embelesados por los narcos de hoy, metidos a menudo a tiktokers o youtubers, con gran capacidad de fascinación entre una muchachada sin demasiadas expectativas de otra índole: “Acabar con esto no es una cuestión de dinero, sino de cultura, mejorar un estrato social muy bajo. Ahora, no hay música, no hay teatro, no hay sitio para reunirse, las comparsas tienen que ensayar en unos sitios infames. La cultura es lo único que puede salvarnos. Es un proceso muy lento. Pensaba, entonces, que el índice de grosería era muy alto. Ahora, es tres veces más. El gentucerío, como le llamamos aquí. Pero Barbate es el pueblo más simpático y acogedor que existe”, afirma el músico barbateño Nono García.

Barbate, como a veces se entiende por error, no está situado en los límites geográficos del Campo de Gibraltar y también la idiosincrasia de su narcoindustria es distinta. Frente a los potentados del tráfico de drogas de los años 90, la familia Antón, en los últimos tiempos, sólo se ha dejado sentir el menudeo del clan de Norberto, que vendía, eso sí, “rebujitos” de coca y de lo que fuera, no muy lejos de los colegios (...)

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