12 de febrero de 2024 Iñigo Sáenz de Ugarte
Eso es precisamente en lo que ha quedado la estrategia de campaña del PP, confiado en que tenía asegurada la mayoría absoluta en Galicia: en nada. Lo ocurrido el domingo y el lunes ha borrado las expectativas más triunfalistas y ha hecho que la campaña vuelva a comenzar casi de cero. En realidad, lo que sí ha conseguido el PP de Feijóo es poner de los nervios a los propios diputados del PP. Eso ya es algo.
“'Reconciliación', dice. Después de 300 manifestaciones”, escribió un diputado en uno de los mensajes de los grupos de WhatsApp en el grupo parlamentario desvelados por El Mundo. “¿Qué va a pensar el que cogía su bandera y lo llevábamos a tantas manifestaciones? ¿Que lo hemos utilizado?”. Sería injusto llamar paranoico a ese diputado. Más bien, parece que da en el clavo.
Todo comenzó con una comida el viernes en la que una fuente muy importante del PP contó a un alto número de periodistas que el partido estaba dispuesto a aceptar un indulto “con condiciones” en favor de Carles Puigdemont. Confirmó que hubo negociaciones con Junts y que la respuesta a sus exigencias fue negativa. No de inmediato y de forma escandalizada (caballero, cómo se atreve a pedirme eso, a una mujer decente como yo). Lo estudiaron durante unas 24 horas. Una de dos, o son gente que piensa lentamente o se dedicaron a analizar muy en serio esa alternativa.
El anuncio se hacía público unas semanas después de agitar la furia en la calle contra la amnistía y de proponer un nuevo delito en el Código Penal con el que se podría ilegalizar a los partidos independentistas si se ponen en plan independentista.
Al día siguiente de esa reunión con periodistas, se publicó la información citando “fuentes del PP”, como se había acordado. Pero Feijóo empezó a sentir el calor de la reacción negativa, al igual que ocurrió cuando estuvo a punto de pactar la renovación del CGPJ y algunas portadas de prensa se le echaron encima. Se murió de miedo y tomó la peor decisión posible. Hablar del asunto en los mismos términos en un mitin ante todo el mundo.
En varios medios, se ha citado como posibilidad de que se tratara de una “voladura controlada” en caso de que Junts dé su versión de la reunión o reuniones con el PP. Todo a causa de un largo artículo de Puigdemont que contenía tres palabras con las que quería meter miedo: “Todo se sabrá”. Un 'cliffhanger' con el que dejar a los espectadores con la boca abierta al final del episodio de una serie televisiva y con unas ganas locas de ver el siguiente (...)
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