Pablo Elorduy 17 ENE 2024
El exdiputado de Podemos Rafa Mayoral defiende que Podemos sigue siendo útil para la transformación social y critica el modelo de una izquierda que “quiere mandar a la gente a su casa”.
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Rafa Mayoral (Madrid, 1974) no está en la foto del Teatro del Barrio en la que quedó inmortalizado el nacimiento de Podemos, pero pocos representantes del partido morado arrastran el peso simbólico y específico de lo que hoy, diez años después del nacimiento de la organización, significa Podemos. Ha sido diputado de este partido desde la irrupción de diciembre de 2015 hasta las últimas elecciones de julio de 2023. Sin embargo, tampoco era nuevo antes de llegar al Congreso. Venía de la Unión de Juventudes Comunistas de España y militó también en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (...)
(...) Álvaro García Linera decía hace poco que en la fase en la que estamos no vale con la moderación. La moderación no es útil para enfrentar la situación que tienen hoy las clases populares: es necesario plantear medidas radicales que garanticen las condiciones de existencia del conjunto de la población. Creo que esa es una de las claves. Es decir, hay que cuestionar el modelo defendiendo que es posible y en determinados momentos hay que asumir el órdago que la oligarquía o, en este caso que estábamos hablando, la troika, planteó al pueblo griego. Lo que el conjunto de fuerzas democráticas de Europa no supimos entender es que no solo se iba a derrotar al pueblo griego, sino que se pretendía derrotar a las clases populares y a la clase trabajadora de Europa desde Grecia.
¿Y cuál es esa lección?
Hoy hay que acabar con mantras que se están imponiendo a nivel ideológico, como es el de la libertad de mercado y asumir de facto lo que ocurre: y es que los monopolios ya no están dispuestos ni a respetar la propia legalidad de los Estados y algunas fracciones del capital financiero están en una estrategia para la subversión de los elementos más básicos de la democracia. Por eso es tan importante que seamos capaces de sacar las enseñanzas de este período que ha habido en nuestro país. El Estado es un campo de disputa. Esa ha sido la tesis que se ha puesto encima de la mesa y se ha demostrado cierta (...)
Tú ya tenías una trayectoria militante y un bagaje en organizaciones políticas. ¿Todo este periodo de confrontación con las fuerzas del Estado ha sido para ti también el fin de la inocencia o simplemente una constatación?
Yo creo que ha sido un aprendizaje muy grande. El primero es si es posible —he de reconocer que tenía dudas al respecto— plantear el Estado como campo de disputa. Punto número dos: no solo nosotros como formación política, sino el conjunto de las fuerzas democráticas de carácter popular, tenemos que pensar cómo se articula lo social y lo político. Cómo somos capaces de que la tracción de lo social tenga repercusión en lo político. Porque sí es cierto que, en determinados momentos, cuando se daba esa tensión en el seno del Gobierno para intentar articular determinadas conquistas, no se era capaz de generar la sinergia necesaria para derrocar las posiciones neoliberales en el seno del Estado
¿Por qué?
Ellos han sido capaces siempre, y eso hay que reconocérselo a los adversarios, de agudizar las contradicciones en nuestro propio campo. Y eso hay que pensarlo. Creo que el proceso de profundización democrática pasa por la democratización del Estado, pero eso pasa por la construcción de estructuras democráticas que faciliten la participación de las mayorías en el proceso político. Porque lo que que todavía sigue encima de la mesa es el intento de exclusión permanente de la gente del proceso político. Como dicen ahora: “los políticos están para solucionarte la vida”, así, la política deja de ser una herramienta de la población y del pueblo para solucionar su propia vida y este elige sus representantes porque parte de la concepción de que la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Ahora se parte de que hay unos señores muy listos que se reúnen con un montón de expertos súper listos y que estos te van a mejorar la vida. Creo que ese no es el esquema. El esquema es al revés. Hay determinadas fuerzas políticas que van a representar determinados intereses sociales, los de las mayorías, y que abren la puerta para la participación en el proceso político de esas mayorías: no suplantan su papel político, sino que facilitan su participación. Y ahí es donde hay una distorsión muy potente en el debate histórico de la izquierda o de lo que se ha llamado la izquierda, las izquierdas, o las fuerzas emancipadoras en nuestro país. El 15M plantea: está muy bien que tengas un programa muy bueno, está muy bien que tengas unas tesis muy buenas, pero lo que es más importante es que sean las mayorías sociales quienes empujen los procesos (...)
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