domingo, 4 de febrero de 2024

El Salto. El “colonialismo verde” se impone en el plan europeo para la acumulación de materias primas, de Pablo Elorduy

Pablo Elorduy    12 ENE 2024

 Un informe destapa la lógica detrás de la estrategia europea para el acaparamiento de materias primas imprescindibles para la transición ecológica.

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Triángulo del litio entre Bolivia, Chile y Argentina. OBSERVATORI DEL DEUTE EN LA GLOBALITZACIÓ (ODG)


El cambio climático, la baja tasa de crecimiento de la economía capitalista y las tensiones geopolíticas son las tres claves detrás de la Ley de Materias Primas Críticas (CRMA, por sus siglas en inglés), cuyo marco general fue aprobado el pasado 12 de diciembre por el Parlamento Europeo. The Raw Materials Rush (La fiebre de las materias primas), un informe publicado esta semana por el Transnational Institute incide en la incompatibilidad de la ley con los objetivos de reducción de emisiones, y en el hecho de que la Ley sigue la “lógica de comercio e inversión de siempre”.

Se trata de una carrera que afecta al conjunto del planeta, tanto en la tierra como, eventualmente, en los océanos. Este miércoles, 10 de enero, Noruega anunció que va a intensificar la búsqueda de metales preciosos en las aguas profundas, una decisión con la que se ha adelantado a un posible acuerdo sobre minería en aguas internacionales.

El texto final de la Ley aprobada en diciembre incluye una adenda sobre la posibilidad de explorar en el fondo marino “sí se desarrolla una tecnología que garantiza que no se va a dañar el ecosistema”, de forma que no se excluye una posibilidad que, según los expertos, puede tener consecuencias desastrosas sobre la vida marina. Hasta el momento, sin embargo, se trata de la tierra y de una ecuación aparentemente simple: la UE quiere tener acceso a las materias primas necesarias para un futuro “verde”, pero ese acceso está asociado a la explotación de ecosistemas y la violación de derechos humanos, especialmente en comunidades indígenas. 

Pese a que estuvo encima de la mesa de los legisladores durante el proceso de negociación de la ley, el reconocimiento explícito y vinculante del derecho de los Pueblos Indígenas al Consentimiento Libre, Previo e Informado, propuesto por el Parlamento Europeo y exigido por las organizaciones de los Pueblos Indígenas no fue incluido en el texto.

Competición entre imperios

La Ley de Materias Primas Críticas es un inventario de los materiales considerados críticos para la transición de la economía en las coordenadas “verdes” del nuevo pacto (Green New Deal) en el que la Comisión Europea ha cifrado la hoja de ruta para el conjunto de la UE y más concretamente para el Plan Industrial del Pacto Verde (GDIP), lanzado hace un año, que lanza una apuesta estratégica por las inversiones en tecnologías más limpias, potenciando específicamente la energía eólica y la solar fotovoltaica.

El plan consiste en atraer la mayor cantidad de materiales críticos, diversificando las fuentes para su obtención, y capitalizar al máximo la fase de mayor extracción de valor, es decir, que el procesamiento de estas materias primas y metales se realice en suelo europeo. Para ello, se requerirán ingentes cantidades de metales como el aluminio, el cobre o el níquel. En un escenario de alta demanda, en el ecuador del siglo –2050– se requerirán 200 mil millones de toneladas de aluminio, un elemento que se usa en las baterías de litio-ion, las pilas de combustible, las turbinas eólicas, los motores a tracción y las solares fotovoltaicas.

(...) Lucía Bárcena es una de las responsables del informe del TNI, un documento que detalla cuál es el proceso político y económico puesto en marcha para la obtención de esas 34 materias primas estratégicas: “El principal problema”, explica Bárcena “es que la regulación en ningún momento trata el tema de la reducción del consumo de materias primas, por el contrario establece una serie de objetivos para facilitar la extracción y el acceso a más materias primas”. 

Esta investigadora denuncia que la Ley CRMA solo supone el paso de los combustibles fósiles a la energía verde, pero se mantienen los mismos patrones globales de producción y consumo intensivos en energía, “así como las jerarquías globales que generan desigualdad, empobrecimiento y desposesión” (...)

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