martes, 20 de febrero de 2024

No rompes nada en Galicia y con eso ganas las elecciones, de Iñigo Sáenz de Ugarte

 Iñigo Sáenz de Ugarte   18 de febrero de 2024

Parece inaudito escribirlo, casi inconcebible, pero se podría decir que la clave de la campaña gallega la dio hace unos días un tertuliano de la TVG, la televisión autonómica. “Rueda tiene la ventaja de que no rompió nada en el tiempo que lleva de presidente”, dijo en uno de los elogios menos entusiastas que se puedan hacer a un jefe de Gobierno. El electorado vino a darle la razón este domingo. Después de un año y nueve meses de presidente de la Xunta, Alfonso Rueda apenas podía presentar algo como activo, nada que lo distinguiera de su antecesor. Contaba con algo más sólido: la maquinaria electoral del PP gallego.

Con Rueda hay que poner el listón muy bajo en las expectativas personales. En ese sentido, era todo un reto para su partido, que podía haberse quedado sin recursos después de cuatro victorias consecutivas, las tres últimas muy fáciles. No fue el caso. No podía apostar por la brillantez del candidato, pero sí por la fortaleza de la marca. No tenía ninguna idea nueva, sino más de lo mismo. Fue suficiente.

Como estamos en tiempo de carnaval, Rueda se disfrazó de Gandalf, el mago. Buena elección en teoría. A quién no le cae bien Gandalf. Pero iba vestido de gris y por tanto era Gandalf El Gris, antes de su metamorfosis. Alguien no había tenido reflejos suficientes, o sencillamente nadie se atrevió, para decirle que igual no era buena idea, porque el color recordaría una de sus características más definidas como político. Rueda es gris. Su carisma o falta de él es la del hombre corriente. Nunca esperas de él una idea original ni llamativa. Al final, pedía que le votaran para seguir haciendo lo de antes. Sin romper nada.

Con todo eso, el Partido Popular acabó obteniendo el 47,4% de los votos (dato con el escrutinio al 98%) que resulta que son sólo unas pocas décimas menos que la victoria clara que consiguió Feijóo en 2020, que nunca estuvo en peligro.

La falta de energía del líder del PP gallego, unida a la irrupción estrepitosa de Alberto Núñez Feijóo quitándole todos los focos al sucesor con su torpeza en un encuentro con periodistas, hizo que la campaña del BNG brillara mucho más. Ana Pontón obtuvo los réditos de sus cuatro años de oposición y un mensaje de ilusión que levantó las expectativas de los nacionalistas hasta lo más alto. Hay que suponer que dio un bocado brutal al electorado socialista, que esta vez huyó espantado de su partido y de su candidato (...)





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