Alejandra Mateo Fano / Dani Gago 12 NOV 2023
La marcha multitudinaria se organizó, como cada año, para rendir homenaje al joven activista, que fue apuñalado por un militar de ultraderecha en el barrio de Usera, y denunciar los discursos fascistas y racistas en España
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Madrid se vistió de luto por decimosexto año consecutivo para mantener viva la memoria de Carlos Palomino durante la tarde de ayer en pleno centro de Madrid. La manifestación, convocada con gran éxito por iniciativa de amigos y familiares del adolescente y en la que se congregaron una enorme multitud de miembros de la Asamblea Antifascista de Madrid, comenzó puntual a las 19:00 de la tarde y recorrió todo el Paseo de las Delicias desde Atocha hasta finalizar casi dos horas después en Legazpi. Aunque esta cita tenía como motivo central rendir homenaje a quien pagó con su vida las consecuencias de la represión ideológica en la España de los años 90, con el paso de los años la fecha se ha ido consagrando como punto de encuentro anual entre personas vinculadas a la lucha antifascista.
Bajo consignas como “Carlos, hermano, nosotros no olvidamos”, “Carlos vive, la lucha sigue”, en conmemoración hacia quien muchos compañeros califican de “caído de la lucha” y mediante otros eslóganes propios del movimiento contra el fascismo, como “fuera fascistas de nuestros barrios”, miles de personas han recordado aquel 11 de noviembre de 2007 en el que un joven de tan solo 16 años recibía una puñalada en el corazón en pleno metro de Madrid que acabaría trágicamente con su corta vida cuando se dirigía a una concentración contra una protesta del partido de ultraderecha Democracia Nacional. Su verdugo fue el exmilitar neonazi Josué Estébanez y a día de hoy sigue sin haber pagado la correspondiente indemnización a la familia de Palomino.
La concentración, llevada a cabo a escasos días de que varios simpatizantes de partidos de extrema derecha vinculados a organizaciones como Bastión Frontal, Hogar Social o Ultrasur protestaran de forma violenta en Ferraz, transcurrió sin incidentes ni cargas policiales. Elena Ortega, madre del militante antifascista y preso político de la huelga general del 14 N de 2012 Alfonso Fernández- más conocido como Alfon-, es una de las mujeres que, un año más y sin descanso, organizó la convocatoria: “En Madrid hay un antes y un después del asesinato de Carlos, ese antes era la marginalidad del movimiento antifascista y tras su muerte toda la gente vinculada a la militancia en colectivos y grupos de izquierdas como anarquistas, marxistas-leninistas, sindicalistas y demás, se dio cuenta de que había que unir fuerzas para hacer frente al racismo y al fascismo conjuntamente”, explica la activista antirrepresión por los DDHH.
(...) “El fascismo hay que combatirlo siempre con relato, con calle y con cultura porque sigue presente en todas partes de la sociedad: nuestras instituciones, en nuestros centros educativos, en ciertos medios de comunicación…”, sostiene la vallecana (...)
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