Según las fuentes de que dispongo, el famosísimo Motín de Esquilache fue instigado por grupos de poder nobiliarios y eclesiásticos y estuvo planificado por los jesuitas y personalidades como el Marqués de la Ensenada. Fue instrumentalizado políticamente para dirimir la lucha por el poder entre dos facciones de la Corte. Al parecer el Marqués de la Ensenada ha impregnado su vocación conspirativa en las paredes del edificio, en la calle del mismo nombre, que actualmente ocupa el Consejo General del Poder Judicial.