ctxt.es George Souvlis (Jacobin) 14/03/2020
Cuando Syriza perdió las elecciones de julio de 2019, la antaño gran
esperanza de la izquierda europea ni siquiera pudo atribuirse un éxito
parcial. El Gobierno dirigido por Alexis Tsipras, elegido en enero de
2015 por su promesa de rescatar a Grecia de la austeridad, insistió
durante los primeros meses en que se estaba preparando para una
confrontación con la Troika de las instituciones europeas. Sin embargo,
solo unas pocas horas después del referéndum que tuvo lugar el 5 de
julio de 2015, en el que el 61 % de los griegos rechazó una nueva tanda
de medidas de austeridad, Tsipras se doblegó ante las exigencias de
Europa. Como consecuencia de los subsiguientes memorandos que Syriza
aceptó, Grecia permanecerá sujeta a las políticas de la Troika hasta
2060.
La capitulación de Tsipras en la noche del referéndum también provocó la salida del ministro de Economía Yanis Varoufakis. Durante los primeros meses del Gobierno de Syriza, él fue quien presentó batalla contra los acreedores de Grecia en el Eurogrupo, que son esas reuniones informales, casi secretas, que celebran los ministros de Economía de la zona euro y que ejercen un control político real sobre la moneda única. En 13 reuniones del Eurogrupo, Varoufakis insistió en que Europa debería planificar una reducción de la deuda en lugar de continuar con una austeridad eterna en nombre de una deuda que nunca podría ser repagada. Sin embargo, los llamamientos que hizo para abandonar esa estrategia de “ampliar y fingir” fueron rápidamente rechazados (...)
La capitulación de Tsipras en la noche del referéndum también provocó la salida del ministro de Economía Yanis Varoufakis. Durante los primeros meses del Gobierno de Syriza, él fue quien presentó batalla contra los acreedores de Grecia en el Eurogrupo, que son esas reuniones informales, casi secretas, que celebran los ministros de Economía de la zona euro y que ejercen un control político real sobre la moneda única. En 13 reuniones del Eurogrupo, Varoufakis insistió en que Europa debería planificar una reducción de la deuda en lugar de continuar con una austeridad eterna en nombre de una deuda que nunca podría ser repagada. Sin embargo, los llamamientos que hizo para abandonar esa estrategia de “ampliar y fingir” fueron rápidamente rechazados (...)
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