Mi
artículo de opinión. Vacunas contra la estupidez. Hay sanitarios e
investigadores que trabajan para salvarnos la vida. Hay algunos
políticos, conspiranoicos, negacionistas e irresponsables que no nos la
deben complicar 👇
España afronta un desafío histórico de orden sanitario,
económico, político y cívico. La amenaza del coronavirus para nuestra
salud, las consecuencias del frenazo en la economía y, en definitiva, la
prueba de fuego que la política tiene ante sí nos colocan en un momento
determinante para las generaciones actuales y futuras. Conviene no
perder de vista que lo más importante es que el sufrimiento y las
pérdidas irreparables afecten a cuanta menos gente sea posible. Salir de esta y mejores debería ser la tarea de todos.
Pocas veces como hasta ahora nuestro sistema político se ha enfrentado a un examen así, en el que el trabajo en común de las administraciones debe salvar vidas y detener la sangría económica, que también trae y traerá sufrimiento a la población. Más allá de las necesarias labores de oposición y control con sentido común, las estrategias partidistas del corto plazo y el electoralismo deberían quedar supeditadas a una urgencia en la que los gobiernos internacionales, nacionales, autonómicos o municipales se están jugando la razón de ser de la política, que debería ser hacer la vida más fácil o menos difícil, si quieren, a los ciudadanos.
Es nuestro sistema sanitario el que está en la primera línea de fuego con profesionales que trabajan codo con codo. Son los trabajadores de la Sanidad, que se la han jugado y se la siguen jugando, quienes observan, de primera mano, que la irresponsabilidad de algunos ciudadanos o la ineficacia y falta de coordinación políticas pueden tener graves consecuencias y se cobran vidas. Ya ha ocurrido y hay motivos suficientes para ir aprendiendo de los errores. Hay enfrentamientos políticos que resultan pueriles, si no suicidas, cuando tenemos ante sí problemas urgentes de la magnitud del coronavirus. Los profesionales sanitarios e investigadores están siendo nuestro mejor ejemplo de trabajo en común. Tomemos nota.
La política debe estar al servicio de las necesidades sociales del día a día y, en un momento así, debería demostrarse a cada momento. (...)
Pocas veces como hasta ahora nuestro sistema político se ha enfrentado a un examen así, en el que el trabajo en común de las administraciones debe salvar vidas y detener la sangría económica, que también trae y traerá sufrimiento a la población. Más allá de las necesarias labores de oposición y control con sentido común, las estrategias partidistas del corto plazo y el electoralismo deberían quedar supeditadas a una urgencia en la que los gobiernos internacionales, nacionales, autonómicos o municipales se están jugando la razón de ser de la política, que debería ser hacer la vida más fácil o menos difícil, si quieren, a los ciudadanos.
Es nuestro sistema sanitario el que está en la primera línea de fuego con profesionales que trabajan codo con codo. Son los trabajadores de la Sanidad, que se la han jugado y se la siguen jugando, quienes observan, de primera mano, que la irresponsabilidad de algunos ciudadanos o la ineficacia y falta de coordinación políticas pueden tener graves consecuencias y se cobran vidas. Ya ha ocurrido y hay motivos suficientes para ir aprendiendo de los errores. Hay enfrentamientos políticos que resultan pueriles, si no suicidas, cuando tenemos ante sí problemas urgentes de la magnitud del coronavirus. Los profesionales sanitarios e investigadores están siendo nuestro mejor ejemplo de trabajo en común. Tomemos nota.
La política debe estar al servicio de las necesidades sociales del día a día y, en un momento así, debería demostrarse a cada momento. (...)
+ 26/08/2020 Ofelia Suárez en EN LUCHA CONTRA EL NEOLIBERALISMO✊(ExS) diario16.com Manuel Domínguez Moreno / José Antequera -
Para
acabar con el negacionismo no hay otro camino que una buena escuela
pública. Lamentablemente, si nos atenemos a las cifras de inversión en
profesores y colegios que presenta
España en relación a los demás países europeos, cabe concluir que
nuestro país es tierra abonada para los negacionistas de todo signo y
condición.
La epidemia de incultura y fanatismo es alimentada por la extrema derecha para alcanzar el poder
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