jueves, 19 de agosto de 2021

La batalla de Durruti contra la Generalitat y la CNT, de RAMÓN ÁLVAREZ

 

LAVANGUARDIA.COM   
RAMÓN ÁLVAREZ   2/07/2021 

GRANDES DISCURSOS DEL SIGLO XX

El líder anarcosindicalista criticó duramente desde el frente los enfrentamientos políticos de la retaguardia y el decreto de militarización que suponía el final de las milicias populares que luchaban por la República

Una muerte en entredicho: Buenaventura Durruti, el guerrillero anarquista

"“Cuando los hombres están exhaustos y a punto de derrumbarse de agotamiento, Durruti acude a hablarles e insuflar renovado valor en los combatientes. Cuando las cosas se pusieron feas en Zaragoza, Durruti subió a un aeroplano para dejarse caer en los campos de Aragón y liderar a los partisanos catalanes. Vayas donde vayas, se habla de Durruti, al que se considera un superhombre”.
La batalla de Durruti contra la Generalitat y la CNT
Así definía a José Buenaventura Durruti el periodista canadiense de origen neerlandés Pierre van Paassen tras entrevistarse con él en el frente de Aragón, probablemente en el cuartel general que la denominada columna Durruti estableció en Bujaraloz, donde se improvisó un aeródromo.

La entrevista se publicó en el rotativo canadiense Toronto Daily Star con fecha de 5 de agosto de 1936, después de la primera desbandada de los milicianos ante el ataque de las tropas franquistas. Los sublevados contaban con el apoyo de una aviación a la que no podían combatir las milicias al no disponer apenas de artillería, lo que pronto dejó en evidencia lo iluso de su objetivo: tomar Zaragoza y desde ahí avanzar hacia Pamplona y Madrid.
(...)  

En esa tesitura y tras meses de frustración y estancamiento en el frente, el líder anarcosindicalista se dirigió a la retaguardia en un discurso radiado que ofrecemos íntegramente para denunciar tanto la situación de abandono de los milicianos como lo que consideraba un aburguesamiento de las propias formaciones anarquistas, que habían aceptado formar parte del Govern de la Generalitat y del Gobierno republicano, ocupando consejerías y ministerios.

Aunque esa no fue la mayor traición para los milicianos, sino la aprobación tanto por parte de la Generalitat como del Gobierno, presidido por el socialista Francisco Largo Caballero, del decreto de militarización de todas las fuerzas irregulares que apoyaban la legalidad republicana, lo que suponía su sumisión al Ejército (...)

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