martes, 14 de julio de 2020

Aulas vacías, palabras rotas, terrazas llenas, de Ángel Méndez-Núñez y Héctor Monarca y+

Paquita Caminante ·    26 jun 2020     elsaltodiario.com   Ángel Méndez-Núñez   Militante político y contratado predoctoral en la Universidad Autónoma de Madrid  Héctor Monarca   Maestro en educación popular, orientador educativo y profesor en la Universidad Autónoma de Madrid
Pensar la universidad pública postpandemia.

En un contexto de pandemia que, una vez más, pone al descubierto las contradicciones de un orden capitalista que vuelve a intensificar la acumulación de riqueza y la mercantilización de la vida, se evidencia que las decisiones previas y actuales de los Estados están orientadas a garantizar que las clases populares y excluidas sufran las consecuencias a través de ERTE, despidos, carencias en la atención primaria, falta de recursos sanitarios, aplicación de la Ley Mordaza, etcétera.
Ante este escenario, a partir de la “desescalada” con respecto de las medidas político-sanitarias adoptadas por nuestro Gobierno y en el comienzo de la famosa “nueva normalidad” —donde lo único novedoso es el virus—, reaparecen algunas preguntas y problemas de carácter estructural que deben ser planteados: ¿Puede la crisis del covid-19, a través de una problemática técnico-sanitaria real, servir para profundizar en el camino hacia la despolitización “total” de la educación? ¿Estamos dispuestos a terminar de abrazar un modelo de enseñanza que gira en torno a un tipo de “interacción” que deshumaniza-tecnifica-instrumentaliza las relaciones y promueve una concepción solipsista-egocéntrica de la socialización del individuo? ¿Estamos determinados a quedar subsumidos a los acontecimientos dentro de la lógica que impone el capitalismo global? ¿Tenemos algo que decir con respecto a la disputa por la construcción de un modelo socio–educativo anticapitalista?
Desde que comenzara la extensión de la pandemia, asistimos “perplejos” —nótese la ironía— a cómo espacios de discusión otrora colectivos consolidan, precisamente gracias a esta crisis sanitaria, la preminencia de un modelo social solipsista-egocéntrico que deja de lado la articulación colegiada y plural de una respuesta a una situación más que compleja que, necesariamente, pasa por la reflexión y la crítica. Resulta paradójico que, si bien se construye un relato de “unidad” frente al virus, lo particular desplaza a la colectividad, a lo común, dejando paso a un sálvese quien pueda que, a través de una nueva vuelta de tuerca, pretende llevar a la “excelencia” la concepción del sujeto individualista liberal (...)

Pensar la universidad, pensar lo social. Por una enseñanza pública, dialógica y crítica.

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El Gobierno regional ratificó en el año pasado los proyectos del Opus o de la Congregación Religiosa de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús, el centro privado tendrá matrículas a más 26.000 euros y su capacidad será para menos de 4.000 alumnos

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