viernes, 31 de julio de 2020

Cuando la manada falangista encuentra la ocasión propicia esparce IMPUNEMENTE el TERROR. Cantabria, 1938

 
Graciela Soto Suarez en Mujeres Inconformistas ·
Mujeres Inconformistas ❤️
Uno los casos más terrible que se produjeron en Cantabria en un tiempo de ignominia y terror fue el ocurrido a la joven Fidela Díez Cuevas (1920-1938) cuando se hallaba encarcelada, junto a centenares de mujeres de todas las edades, por las tropas franquistas en Torrelavega.
Fidelita era una niña-prodigio en el campo de la poesía. Hija del activista cultural Fidel Díez Asenjo, “el mejor ebanista de Torrelavega”, premiado carrocista, animador de la sección Amigos del Arte que durante la 2ª República funcionó con gran éxito en la Biblioteca Popular de Torrelavega.

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Su hija heredó estas aficiones desde muy pequeña dando ejemplo de sus aptitudes para el verso y la declamación, con recitales en la Biblioteca Popular de Torrelavega, Comillas, Cultural Vimenor de Renedo de Piélagos, Ateneo Popular y Ateneo de Santander, Teatro Principal y Cinema Solvay, y micrófonos de Radio Santander, con gran éxito como ha recordado el cronista de Torrelavega Aurelio García Cantalapiedra: “asombró a los asistentes por sus condiciones como rapsoda, por la manera de decir y por la memoria de que hacía gala”. Su repertorio estaba compuesto, principalmente, por obras de Antonio Machado, Federico García Lorca y Jesús Cancio.
Pero no todo el mundo debió de ver con buenos ojos la exhibición de sus facultades porque producida la sublevación militar y una vez cayó Cantabria en poder de los sublevados, la niña de apenas 17 años fue conducida a prisión, donde coincidió con Antolina Matarranz, una joven modista de familia izquierdista y que había confeccionado ropa para los soldados republicanos, quien describió a Fidelita como: “una joven guapa y encantadora, pero cuyo delito fue ser hija de padres de izquierdas y recitar poesías en el teatro” (...)


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