El revuelo que se ha armado en España porque el presidente del Gobierno atendiera asuntos de Estado en
lugar de acudir a un funeral organizado por la Conferencia Episcopal
evidencia cuánta intolerencia católica existe aún en España. Incapaces de entender que vivimos en un Estado aconfesional,
las hinchadas de los obispos ven fantasmas donde no los hay, en lugar
de ver lo que sí tienen y que han hecho que la Iglesia católica viva uno
de los peores momentos de su Historia, con una caída en el número de fieles y una larga lista de escándalos y delitos entre los señores con sotana.
El próximo 16 de julio se celebrará un homenaje a todas las víctimas del COVID-19.
Lo presidirá el rey, mal que nos pese a quienes consideramos que el
Borbón debería poner su cargo a disposición dada la corrupción que
salpica a la Casa Real. Para ese día, la agenda de Pedro Sánchez está
bloqueada. Ayer, en cambio, el presidente atendía asuntos tan cruciales como los fondos de reestructuración, imprescindibles para España y el modo en que afrontará la recesión que tenemos encima.
Por su parte, la Conferencia Episcopal anda estos días escocidita porque ve que sus prebendas y los privilegios inmerecidos que viene disfrutando están en peligro. Quizás por ello ha buscado premeditadamente el enfrentamiento -eso seguro que incumple algún mandamiento- y ha conseguido que su comunidad vuelva a aferrarse a símbolos en lugar de a sentimientos. Ya saben, esas personas que si no besas la bandera no eres patriota, si no luces crespón o corbata negra no lamentas las víctimas, si no acudes a un funeral de una religión que no compartes faltas al respeto a todas las víctimas... incluso a las del colectivo LGTBI contra quienes esta Iglesia 'tan buena' ha cargado violando sus derechos, por ejemplo.
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Por su parte, la Conferencia Episcopal anda estos días escocidita porque ve que sus prebendas y los privilegios inmerecidos que viene disfrutando están en peligro. Quizás por ello ha buscado premeditadamente el enfrentamiento -eso seguro que incumple algún mandamiento- y ha conseguido que su comunidad vuelva a aferrarse a símbolos en lugar de a sentimientos. Ya saben, esas personas que si no besas la bandera no eres patriota, si no luces crespón o corbata negra no lamentas las víctimas, si no acudes a un funeral de una religión que no compartes faltas al respeto a todas las víctimas... incluso a las del colectivo LGTBI contra quienes esta Iglesia 'tan buena' ha cargado violando sus derechos, por ejemplo.
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OTRA COSA: Campo. Jornadas de sol a sol, robo de peonadas, de salario, recortes de plantilla, de Rubén Hood
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